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Marie Curie/Pierre Curie
 

 

María Sklodowska, que luego sería conocida como Marie Curie, nació en Varsovia el 7 de noviembre de 1867 y fue la menor de los cinco hijos (cuatro mujeres y un varón) del matrimonio formado por un profesor de física y matemáticas en el ámbito de la enseñanza secundaria y por la directora de un colegio de señoritas. Su infancia estuvo marcada por la coincidencia con un implacable período de rusificación de Polonia, a causa del cual su padre hubo de abandonar el puesto de subinspector que ocupaba en un instituto; las necesidades económicas le obligaron a tomar como huéspedes a muchachos en edad escolar, a los que proporcionaba también clases particulares. La hermana mayor de María falleció en 1876, víctima de una epidemia de tifus, y dos años después murió su madre a consecuencia de una tuberculosis. En 1883, una vez finalizados sus estudios secundarios, María sufrió una depresión nerviosa de la que hubo de recuperarse pasando cerca de un año en el campo, en casa de unos parientes. A su regreso a Varsovia en 1884, dio clases particulares en su domicilio junto con sus hermanas y asistió a las clases de la «universidad volante» creada allí, al margen del sistema educativo ruso, por el impulso de un círculo de positivistas inspirados en las enseñanzas de Comte.
 
De institutriz a investigadora
Las estrecheces familiares obligaron a María a empezar a trabajar como institutriz; tras un primer empleo que resultó un fracaso, el 1 de enero de 1886 entró al servicio de los Zorawski, una familia acaudalada que residía en Szczuki, al norte de Varsovia, donde María hubo de ocuparse de la educación de dos de las hijas. Allí tuvo ocasión de poner en práctica las inquietudes sociales nacidas el año anterior en Varsovia y montó una escuela para hijos de obreros y campesinos a la que dedicó sus horas libres, con la complacencia de los Zorawski; además, ocupó el resto de su tiempo en el estudio de la física y las matemáticas. María vivió entonces su primera relación sentimental con el mayor de los hijos Zorawski, relación que se frustró posiblemente por las diferencias sociales entre ambos; su condición nerviosa y proclive a la ansiedad soportó mal el episodio, que vino a sumarse al enorme esfuerzo desarrollado en su triple ocupación de institutriz, maestra y estudiante, haciendo todo ello que, a los veinte años, se convirtiera en una persona amargada. Cuando por fin terminó su contrato en Szczuki, en el verano de 1889, regresó a Varsovia, donde trabajó de nuevo como institutriz durante un año y reanudó sus contactos con la universidad clandestina; un primo suyo, que había sido ayudante de Mendeléiev, le proporcionó la oportunidad de completar sus conocimientos de química en un pequeño laboratorio y la puso en contacto con otros investigadores que habían conocido a los grandes científicos europeos de la época.
En marzo de 1890 su hermana Bronia, por entonces estudiante de medicina en París, la instó a reunirse con ella; el trabajo de María había colaborado a financiar la carrera de Bronia y entre las dos existía un pacto de reciprocidad. Pero María rehusó, cayendo en uno de sus períodos de melancolía. Año y medio más tarde Bronia reiteró la oferta, que de nuevo sumió a María en una crisis depresiva; sin embargo, y puesto que los problemas económicos de la familia se habían atenuado lo suficiente como para permitirle disponer de unos ahorros, decidió finalmente aceptar. En el otoño de 1891 se instaló en París, dedicándose en un principio a poner al día sus conocimientos; en 1893 consiguió la licenciatura en ciencias físicas y en 1894, ayudada por una beca, se licenció en matemáticas. Los dos primeros años en París fueron de aislamiento en el trabajo y estuvieron marcados por duras privaciones, pero tuvieron la virtud de acabar con sus problemas nerviosos. En abril de 1894 Marie, como ya se hacía llamar, conoció a Pierre Curie.
Nacido en París el 15 de mayo de 1859, Pierre Curie era el segundo hijo de un médico humanista y librepensador que había permitido que sus hijos se educaran al margen de la escolaridad tradicional. Junto con su hermano Jacques, tres años mayor que él y a quien le unió una intensa relación emocional durante la infancia y la juventud, Pierre había estudiado física en la Sorbona. Los hermanos Curie habían investigado la posibilidad de transformar en los cristales la energía mecánica en energía eléctrica, publicando en 1880 su primera comunicación sobre el fenómeno que después se conocería como piezoelectricidad; posteriormente ambos demostraron también la posibilidad del efecto contrario (deformación de un cristal por aplicación de una carga eléctrica) y diseñaron un electrómetro de cuarzo piezoeléctrico para medir las corrientes eléctricas de intensidad débil. En 1882 Pierre fue nombrado jefe de laboratorio en la École Municipale de Physique et de Chimie, institución en la que seguía trabajando al conocer a Marie y donde se había dedicado al estudio teórico de la simetría. En 1891 emprendió la redacción de una tesis doctoral sobre las propiedades magnéticas de diversas sustancias en función de la temperatura, que presentó en marzo de 1895. Marie asistió a la lectura de la tesis y quedó impresionada; su relación con Pierre Curie duraba desde hacía ya doce meses, durante los cuales él se había mostrado más dispuesto que ella al matrimonio. Finalmente se casaron el 26 de julio de ese año; en 1897 nació su hija Irene, a la que siguió siete años más tarde otra niña, Eve.
Tras el nacimiento de su primera hija, Marie Curie se propuso realizar una tesis doctoral, hecho insólito por aquel entonces tratándose de una mujer. El descubrimiento por Roentgen de los rayos X en 1895 y la observación realizada en 1896 por Henri Becquerel de que las sales de uranio, aun protegidas de la luz, emitían rayos que, como los rayos X, penetraban la materia, la decidieron a elegir como tema la cuestión de saber de dónde procedía la energía que el compuesto de uranio empleaba en oscurecer las emulsiones fotográficas a través de protecciones incluso metálicas, tema que, además, poseía la ventaja de ser un terreno todavía virgen en la investigación científica.
 
El descubrimiento del radio
El director de Pierre Curie aceptó que Marie habilitase como laboratorio una dependencia de la École Municipale de Physique et de Chimie que servía como depósito y sala de máquinas. Allí inició Marie Curie sus investigaciones, utilizando el electrómetro inventado por Pierre y su hermano para medir la intensidad de la corriente provocada por los diversos compuestos del uranio y del torio, comprobando inmediatamente que la actividad de las sales de uranio dependía solamente de la cantidad de uranio presente, con independencia de cualquier otra circunstancia; desde el punto de vista científico, éste fue su descubrimiento más importante, pues demostraba que la radiación no puede provenir más que del átomo propiamente dicho, con independencia de cualquier sustancia añadida o de una reacción química. Pero Marie Curie no se entretuvo en meditar sobre este resultado; extendió sus investigaciones a la pecblenda y la calcolita encontrándose con que eran más activas que el uranio, lo que la llevó a deducir la existencia en esos minerales de otra sustancia nueva, responsable de esa mayor actividad.
Con la ayuda de su marido, Marie Curie procedió a tratar químicamente la pecblenda hasta obtener un producto que resultó trescientas treinta veces más activo que el uranio: en julio de 1898 el matrimonio comunicó sus resultados a la Académie des Sciences proponiendo el nombre de «polonio» para el nuevo elemento, cuya existencia confiaban en que fuera confirmada, y utilizando por vez primera el término «radiactivo» para describir el comportamiento de sustancias como el uranio. Pero las investigaciones subsiguientes les hicieron pensar en la existencia todavía de otro elemento nuevo en la pecblenda; tras conseguir que el gobierno austríaco les facilitase la compra de varias toneladas de residuos del mineral, procedentes de las minas de Saint Joachimsthal, dedicadas a la explotación del uranio, la existencia del elemento que llamaron «radio», anunciada en diciembre del mismo año, se vio confirmada y su peso atómico quedó establecido por Marie Curie en marzo de 1902 como igual a 225,93.
Mientras tanto, en 1900 las preocupaciones financieras del matrimonio se vieron relativamente aliviadas por el nombramiento de Pierre para una cátedra de física en la Sorbona, por iniciativa del matemático Henri Pincharé, mientras que Marie ocupó una plaza de profesora de física en la École Normale Supérieure de Sèvres; sin embargo, sus actividades como enseñantes les robaron tiempo para sus investigaciones experimentales, a la vez que no les proporcionaron ninguna facilidad material para las mismas, realizadas en precarias condiciones y que suponían un esfuerzo físico agotador. Éste se vio agravado por las dolencias derivadas de la exposición a la radiactividad, cuyas consecuencias ignoraban, pero que les produjo lesiones visibles en las manos y que fue responsable de la leucemia a consecuencia de la cual murió Marie Curie. Irónicamente, las propiedades curativas que, en un principio, se atribuyeron a la radiactividad, contribuyeron a su fama; el reconocimiento científico llegó en 1903 con la concesión de la medalla Davy por la Royal Society y del Premio Nobel de Física, que compartieron con Becquerel; sin embargo, los Curie no acudieron personalmente a recogerlo a Estocolmo debido a que su salud, en el caso de Marie, se había visto afectada además por la pérdida de un hijo nacido prematuramente
 
El peso de la fama
Los efectos de la recepción del Nobel resultaron abrumadores para los Curie, que se vieron convertidos en foco de la atención pública por las expectativas despertadas por los fenómenos radiactivos. Con todo le valieron a Pierre la creación en 1904 de una cátedra específica para él, dotada de un laboratorio a cargo de Marie. Ese mismo año, un industrial francés creó una fábrica destinada a la obtención del radio recurriendo a los consejos del matrimonio, que siempre se negó a patentar la producción comercial de la sustancia, aunque no dispusieron de los recursos necesarios para dotarse de un laboratorio adecuado a sus necesidades. En 1906 Pierre Curie murió trágicamente en París atropellado por un carruaje; el suceso transformó a Marie en una persona distante hasta de sus amigos (pero no de sus hijas), aunque prosiguió su trabajo y sucedió a su marido en la cátedra que sólo había podido ocupar durante año y medio, convirtiéndose de esta manera en la primera mujer de Francia que accedía a la enseñanza superior
En 1901 publicó un tratado sobre la radiactividad y en 1911 preparó un patrón internacional del radio, que depositó en la Oficina Internacional de Pesos y Medidas de París. Ese año recibió también, de nuevo, el Premio Nobel, esta vez de química, por el descubrimiento del radio y del polonio, siendo ésta la primera ocasión en que un científico merecía por dos veces el galardón. Parece que en la decisión de la Academia Sueca pudo influir que hubiera fracasado la candidatura de Marie Curie para la Académie des Sciences francesa, así como el hecho de haber sido víctima de un escándalo periodístico a propósito de su relación sentimental con Paul Langevin, físico francés que había sido discípulo de Pierre Curie.
En la mayoría de países europeos se empezaron a crear institutos del radio, ante su plausible utilidad en la curación del cáncer. La propia Marie Curie aceptó la dirección honoraria del que se inauguró en Varsovia en 1913; en julio del siguiente año se terminó en París la construcción de un laboratorio consagrado al estudio de la radiactividad, el Institut du Radium, por un acuerdo entre el Institut Pasteur y la Sorbona, con una sección dedicada a la investigación médica y otra dirigida por Marie Curie, reservada a la física y la química. Durante la Primera Guerra Mundial creó, con la ayuda de donativos privados, un equipo de expertos en técnicas radiográficas y, con la colaboración de su hija Irene, puso en funcionamiento más de doscientos vehículos radiológicos; madre e hija se desplazaron hasta el frente para enseñar a los médicos los nuevos métodos y técnicas de la radiología.
En mayo de 1921 Marie Curie realizó, en compañía de sus hijas. una gira triunfal por Estados Unidos con objeto de recoger el gramo de radio (valorado por entonces en cien mil dólares) cuya adquisición se había hecho posible gracias a la suscripción popular promovida por una periodista. A su regreso comenzaron a manifestarse los primeros síntomas de que padecía cataratas y la sospecha de que las emanaciones de radio podían producir algo más que quemaduras en los dedos empezó a tomar cuerpo, aun cuando la esperanza de que tuvieran un efecto permanente sobre las células cancerosas estaba en su apogeo. En 1922 fue invitada a formar parte de la Comisión para la Cooperación Intelectual creada por la Sociedad de Naciones ocupando la vicepresidencia. En 1925 su hija Irene contrajo matrimonio con el físico francés Frédéric Joliot; ambos descubrieron en enero de 1934, la radiactividad artificial, recibiendo el Premio Nobel de química en 1935, el tercero de los merecidos por la familia. Pocos meses después del descubrimiento, la salud de Marie Curie se deterioró definitivamente; conducida a un sanatorio en Sancellemoz creyendo que se trataba de una inflamación de antiguas lesiones tuberculosas, se le diagnosticó una anemia perniciosa, falleciendo el 4 de julio de 1934. Su hija Irene murió asimismo de leucemia en 1956; su marido reconoció que la muerte era consecuencia de la radiación, aunque sostuvo que la afección hepática que le costó a él mismo la vida dos años más tarde, no tenía nada que ver con la radiactividad.
 

 

 
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